Queremos que presumas de gafas y que te duren, por eso te ofrecemos unos consejos de cuidado, que pueden hacer que tus gafas pasen de un bien raspado a una matrícula de honor
¿Dejarías la nevera abierta? Pues las gafas tampoco.
La mayoría de los accidentes suceden con las gafas abiertas. Nuestras monturas están diseñadas para plegar primero la varilla derecha y luego la izquierda. Hazlo así y te lo agradecerán a largo plazo.
Siempre, siempre, usa la gamuza.
No vamos a hacer la broma, pero la protección es necesaria siempre. Una camiseta o el paño de la cocina NO son herramientas para limpiar tus gafas, por muy suaves que parezcan. Tus lentes llevan un tratamiento antirayaduras, pero no las pongamos demasiado a prueba.
Ya lo decía tu madre: no dejes tus cosas por ahí tiradas
Ni el salpicadero del coche, la toalla en la playa o el radiador de la calefacción son un buen lugar para dejar tus gafas. El acetato de celulosa es un material maleable, que se moldea con el calor. El exceso de temperatura puede deformar tu montura ¡Tenlo en cuenta!
Con las dos manos. Siempre.
Más vale maña que fuerza. Cuando te quites las gafas intenta usar ambas manos para evitar desajustes en la montura. También puedes quitártelas tirando por el puente de la nariz. Sabemos que es evidente, pero os lo recordamos por si acaso.
La funda es para que la uses
Cuando no uses tus gafas, el sitio para guardarlas es LA FUNDA. Dejarlas tiradas por el bolso o la mochila no es buena idea si quieres evitar deformaciones y rayaduras.
